Educando a niños de 3 a 6 años
La educación es una tarea compleja que requiere, no solo intuición, sino también conocimiento. Un conocimiento que nadie nos brinda cuando vamos a ser padres. Para saber cómo educar hijos felices es importante informarse, leer sobre casos de éxito y métodos que han probado ser efectivos.
Para educar hijos felices, lo primero que necesitamos es saber qué siente o piensa nuestro hijo o hija en cada etapa de su vida para, así, poder desarrollar relaciones saludables. Eso nos permitirá educar desde el diálogo y el ejemplo, porque entender a tu interlocutor es la clave de la negociación.
El ámbito familiar es el que modela en mayor medida la personalidad y las estrategias que el niño desarrollará para relacionarse con su entorno. La imitación de conductas es una de las habilidades innatas que permite el aprendizaje. Los pequeños y no tan pequeños tienden a reproducir lo que ven, tanto dentro como fuera de casa. La mejor forma de combatir los comportamientos no adecuados es darles ejemplos positivos en el hogar. Esto es especialmente importante en las primeras etapas, ya que es el momento en que se construyen las imágenes que conformarán su visión del mundo. Y, en esa construcción, son fundamentales las palabras.
Cómo educar niños felices por etapas
A los tres años, el lenguaje comienza a jugar un papel esencial. Los niños y niñas de esa edad preguntan por todo. Acaban de descubrir una herramienta mágica para comprender su universo. Y nuestra forma de responder determinará, en gran parte, su manera de comprender. Eso es algo que continuará hasta su vida adulta.
A los cuatro años, aún no son capaces de explicar como un adulto la causa y el efecto de las cosas, pero ya intenta encontrar una lógica, aunque les fallen las conclusiones. Cuando nosotros le damos forma, de una manera amable, a su mundo aún extraño, les ayudamos a crear estructuras que les permitirán subir el siguiente escalón. Por eso son esenciales la paciencia y la capacidad de ponerse en su lugar.
A los cinco, la causa y el efecto dejan de ser un problema, pero aún no han desarrollado la concepción del tiempo que rige nuestra sociedad. No entienden del todo que el tiempo pasa, y que, a nuestros ojos, tiene un valor numérico. Por eso, no saben organizarse por sí mismos, sino que dependen de las rutinas que se les marca desde el exterior. Eso solo sucederá a partir de los 6 años.
Algunos consejos
Una de las pautas estrella para criar hijos felices es establecer normas claras, escuetas y limitadas, con sus correspondientes consecuencias. Esa es la clave para lograr un comportamiento adecuado. Tan malo es ser excesivamente rígido como excesivamente permisivo. Cuando las reglas están claras, todo es más sencillo.
No se debe recurrir a la agresividad, porque genera agresividad en el niño o niña. Pero sí se debe exigir, de forma cordial y taxativa, un respeto absoluto y mutuo, siempre basado en el cariño y en la comprensión.
El diálogo es la base de toda interacción positiva. Elegir bien las palabras con las que guiamos a nuestros hijos es primordial. Nosotros, como humanos con capacidad lingüística, vamos construyendo nuestro propio mundo a partir de las etiquetas que ponemos a las cosas de nuestro entorno. Las palabras tienen muchas veces un sentido positivo o negativo por sí mismas. No es lo mismo «pasar tiempo con alguien» que «perder el tiempo con alguien». Por eso, para educar está bien seleccionar los términos que usamos.
Preguntar en lugar de mandar, guiar mediante preguntas, es otra técnica muy efectiva, ya que invita a la reflexión y no genera la respuesta contraria que aparece ante el mandato.
Los mismos consejos que aparecen aquí pueden ser aplicados a otros rangos de edad. Os invitamos a leer los demás artículos del blog porque una crianza de calidad solo es posible si estamos informados.