El término STEM (del inglés, Science, Technology, Engineering, Mathematics) aúna ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. El aprendizaje STEAM incorpora, además, la A de artes.
Origen del aprendizaje STEAM
En la década de los 80, el matemático Seymound Papert fue pionero del enfoque educativo STEM. Creó uno de los primeros juguetes con programación incorporada para niños: el Lego-Logo.
El término original, SMET, lo acuñó la National Science Foundation (NSF) en los años 90. Éste fue reconvertido en el 2001 para crear el acrónimo STEM.
La OCDE comenzó a prestar atención a este enfoque a partir de la incorporación de las competencias científico-matemáticas en sus pruebas PISA, a principios del siglo XXI. Los resultados arrojaron luz sobre las necesidades formativas específicas de los trabajadores del futuro. La ciencia y la tecnología eran, sin duda, una apuesta de valor.
La Comisión Europea, por su parte, hizo referencia al término por primera vez en el año 2005, en el informe “Europe Needs More Scientists: Report by the High Level Group on Increasing Human Resources for Science and Technology”.
En el año 2011, el enfoque de aprendizaje STEM incluyó en sus siglas la A de Arts. Así, pasó a ser un aprendizaje aún más interdisciplinar y nutrido por la creatividad y el enfoque humanista.
¿En qué consiste exactamente el aprendizaje STEAM?
La clave, como ya hemos apuntado antes, es la interdisciplinaridad. La puesta en práctica pasa por concebir el proceso como un proyecto. El final del aprendizaje debe culminar con un producto final, fruto del trabajo desde las distintas áreas, tal y como se hace en ingeniería. El objetivo último es lograr un desempeño real y hacerlo visible en la práctica. No obstante, no se olvida el necesario conocimiento teórico, imprescindible para alcanzar las competencia exigidas.
¿Cómo recoge el enfoque educativo STEM la nueva ley LOMLOE?
La nueva ley propone un modelo competencial de aprendizaje que fomenta una educación más basada en la aplicación práctica. El concepto de competencias apareció ya en leyes anteriores, pero en esta ocasión éstas serán el eje entorno al que se pivoten los contenidos y no a la inversa.
Una de las competencias clave es la Matemática y en Ciencia y Tecnología (STEM), y está centrada en ese enfoque práctico que aporta la aproximación a las ciencias desde la ingeniería.